Las tramas argumentales del encierro
En un año atravesado por el aislamiento social preventivo y obligatorio reflexionamos sobre la idea de ‘encierro’ desde un punto de vista Entre Prácticas. ¿Cómo nos interpela? ¿Cómo se reformulan nuestras prácticas y espacios? ¿Cómo el relato sobre el encierro afecta nuestro modo de transitarlo?
Fragmentos del diálogo entre Eugenia Aptecar y Valeria Pertovt realizado en mayo de 2020 para Proyecto Corporalidad Expandida.
V:
En el contexto en el que nos encontramos hablamos mucho de “encierro” y damos por hecho este concepto. Pero, ¿qué es verdaderamente ese encierro?, ¿de qué está hecho? Me interesa analizar cómo nos contamos el encierro a nosotrxs mismxs y cómo ese relato afecta la manera en que lo vivimos. Porque son esas resonancias en nuestra subjetividad las que después afectan nuestras prácticas creativas. Como decís vos, hay una preponderancia de la palabra y ese relato que se cierra muchas veces nos deja fuera de contacto con otro tipo de registro.
En este corrimiento del espacio-tiempo que estamos transitando, ¿cómo se construye la significación del encierro?
E:
Antes que nada lo que vos mencionás es que hay una construcción de significación. Esto a veces se escinde y el plano que se ve de la realidad que vivimos no incluye los impactos singulares que resuenan en cada unx, en estas tramas argumentales, que son como estructuras microsociales de las que formamos parte, que nos conforman a nosotrxs como personajes de lo que cada uno define que es, cómo siente, cómo acciona, pero que en realidad surgen de estar entramadxs. Desde tramas más pequeñas, como las más nucleares, a tramas más expandidas o extendidas como los colectivos de los que también formamos parte.
Me parece que puntualmente hoy, en esta situación, para pensar sobre el encierro, es muy importante primero tener una perspectiva relacional. Saber que podemos mirar el tema desde diferentes dimensiones y enfoques.
En el desarrollo que hoy me trae al campo entre prácticas, el énfasis particular está en reconocer y amplificar el registro corporal como la herramienta de lectura situada de nuestra participación en los diferentes entornos de los que formamos parte y darnos cuenta que, a veces, recuperar o rescatar escenas que están silenciadas a la memoria o que no han tenido palabras, no significa que no nos alojen y compongan en lo que somos, en la corporalidad, en la sensibilidad.
Para mí es fundamental identificar el recorte, el modo de ubicar la problemática que fundamenta las sugerencias de cómo debemos cuidarnos, la organización del Estado respecto del manejo del cuidado frente al riesgo de contagio. Ese recorte se ubica sobre el cuerpo biológico, hace foco especialmente en ese cuerpo y en el agente del virus. Este modo de ubicar la problemática invisibiliza aspectos muy importantes. Va desconociendo los efectos y los impactos locales que tiene en cada unx de nosotrxs y cómo resuenan en todas las otras dimensiones de nuestra corporalidad sensible, perceptiva, en esta capacidad télica de percibir los entornos.
La definición de encierro en esta situación de pandemia está muy ligada al riesgo y a la amenaza de muerte. La trama humana que, en general, es vital para nosotros, se vuelve peligrosa.
Entonces si no decodificamos la complejidad de ese discurso, el impacto va lesionando este modo sensible de percibir cada unx cómo le resuena esto, qué de la definición de encierro nos va impactando. En lo más evidente, el encierro es alusivo al encierro físico y a la distancia social, que no es poco. Sin embargo, no es todo el encierro lo que invita a provocar esa determinación.
Esos encierros pueden impactar en nuestra memoria sensible y, si no los podemos procesar de una manera más integral, nos pueden llevar a un bloqueo enorme, a síntomas que tienen que ver con la angustia, el insomnio, la depresión o, más allá de lo físico, la sensación de no poder hacer nada, un cepo a nuestra creatividad, a nuestra pertenencia social, por los riesgos que esto paradójicamente empieza a generarnos. O al revés, a una respuesta reactiva que niega la realidad. Esto también tiene efectos sobre nuestra productividad, personal y artística en particular.
Entonces me parece que un espacio en donde esta situación pueda mirarse desde perspectivas complementarias, interdisciplinarias, sensibles, permite reconocer y decirnos de qué manera nos está impactando, a cada unx y en los grupos a los que pertenecemos. Sobre todo cuando queremos producir a través de estos lenguajes del arte formas de procesar la realidad, me parece que es muy interesante ponerlo como tema y ver de qué manera abordamos esos impactos.
En principio te diría esto para centrar el problema del encierro. Cómo se enlaza a las tramas argumentales de las que a su vez cada uno está sensible en algún sentido respecto de diferentes tipos de encierro en los que podemos haber quedado entrampadxs.
V:
Podemos decir que la pandemia subraya lo que ya teníamos, lo que ya veníamos trabajando o teníamos que trabajar, y pone énfasis en eso.
E:
Por eso también creo que hay un enorme potencial. Siempre en alguna situación de cierre está la semilla de por dónde esa situación se abre. Siempre en algo que no vemos está la posibilidad de pensar cómo hacemos. Si damos por sentado eso, y no nos creemos un mundo tan dualista, sino más complejo, estas situaciones son el motor de la posibilidad de abrirnos a crear instancias para resistir a este planteo de acotarnos o reducirnos la existencia.
V:
Me interesa lo que decís de esta mirada relacional de la trama argumental. Pensar qué pasa en el cotidiano con esa trama que ya está construida, que ya está dada, qué pasa en este aislamiento. Cómo sigue operando, cuán activa está, y cómo podemos de alguna manera empezar a reconocerla si no la pudimos ver.
Cómo podemos en este cotidiano, abrumador hoy, empezar a reconocer esas capas. Quizás esta pandemia nos sirva como una lupa también para empezar a detectarlas, a abrirlas y ver de qué están hechas esas tramas, para poder así resignificarlas.
E:
Creo que es una oportunidad, insisto, muy interesante.
La primera cosa que te diría es, por un lado, buscar formas de agrupabilidad. Sentirnos formando parte de una necesidad común de intercambio. No toda la sensorialidad está restringida en este mandato de tener que aquietar, quitar el cuerpo de las relaciones presenciales.
Entonces me parece que es, un poco, generar condiciones de agrupabilidad que nos permitan mirar para adentro y, en la resonancia con lxs demás, poder empezar a identificar en sueños, en vivencias, situar en contexto para, de manera muy simple, empezar a identificar si nos ha cambiado algo en el cotidiano respecto de nuestras vivencias, de nuestra manera de dormir, si soñamos, si lloramos más, si estamos más o menos inspiradas, si tenemos más ganas o menos ganas, todo eso es cuerpo. Porque, además, estamos muy hiper estimuladas cibernéticamente y eso a veces también genera un efecto contraproducente.
Por otro lado, algo que hacemos en los grupos de Entre Prácticas y tiene un impacto impresionante es poder mirar obras, cine experimental, producciones de arte, que de alguna manera resuenen en la posibilidad de evaluar cuáles son las condiciones de contexto que facilitan o que impiden determinado tipo de expresión creativa.
En un momento como este, en los colectivos de arte, me parece que el insumo somos justamente nosotrxs. Poder nutrirnos de otras obras y de nuestra propia cotidianeidad, salir del dualismo donde la producción artística no tiene que ver con lo que nos pasa sino al contrario. Usar recursos diferentes que pueden tener que ver con el cine, el movimiento, la escritura, lenguajes a través de los cuales nosotras mismas podamos decodificar parte de los impactos que sentimos y que no sabemos de qué manera fueron entramados, entre este mandato de encierro y nuestra vida cotidiana.
Encontrar los modos en que cada unx enlace el cuerpo biológico y el afuera, hoy muy restringidos al riesgo del contagio, que ubica a su vez al resto de las personas de una particular manera. Cómo podemos intervenir en esas geometrías que nos propone este discurso en este momento y cómo jugamos con eso. Cómo vamos tirando de ese hilo para tejer otras historias, mucho más creativas. Seguramente eso va a permitir canalizar y ver qué nivel de angustia, de miedo, de bronca, de encierro, de apertura tenemos.
V:
Como decías antes, se está manifestando el inconsciente a través de sueños, angustias, falta de motivación y otras expresiones que quizás antes de la cuarentena no podíamos registrar tanto.
E:
Y que eso también es cuerpo. Ver los riesgos de contagiarnos del dualismo y el insumo que tenemos en los lenguajes del arte para hacer algo con eso. Para de alguna manera procrear producciones que trasciendan este dualismo que de alguna manera nos vuelve a hacer daño.
V:
Totalmente. A parte decías algo antes que me parece interesante en relación a los dualismos, porque iniciamos la charla pensando en cómo nos contamos la pandemia y cómo construimos esa significación del encierro, pero también hay todo un discurso mediático que invisibiliza un montón de planos con la construcción de un agente externo y todos los peligros que conlleva esa construcción.
E:
Más que externo, un agente enemigo. Y además un agente con la potencia de matar. Yo creo que esa situación de la muerte a veces queda disociada del efecto de las imágenes que consumimos sobre la muerte, que no quiere decir que esas muertes no estén sucediendo. Es el modo de componer el discurso visual, el modo de construir los textos. Que no estemos de acuerdo o afectadxs con eso no significa que no esté operando también. Te diría inclusive que el estado inmunitario, en amplio sentido, depende básicamente de cómo nosotrxs nos relacionamos con el entorno, en esa trama compleja en la que vivimos. Por eso me parece también que la salud tiene que ver con la creatividad, y la creatividad tiene que ver con la posibilidad de generar integralidad.
Como generar proyectos que involucran la cotidianeidad con la situación de pandemia, no separar tanto una exterioridad de una interioridad, sino buscar esos bordes, en producciones, en lenguajes diversos, es una manera de respondernos estas preguntas.
V:
Seguir construyendo, entramándonos, en este tiempo. Aprovechar para ver qué nos sucede con estos otros relatos.
E:
En esa misma línea, el diálogo interdisciplinario. Me parece muy interesante también cruzar los modos en que estamos habituadas, cada una en su campo, a percibir, a entrenar la atención, a nuestras presencias situadas, al estar donde estamos. Yo lo estoy experimentando y es muy interesante porque unx se sorprende una y otra vez de cómo se abre la capacidad de conciencia y de elaboración de situaciones y cómo de algo que por ahí te angustia se abre una idea creativa, algo que no tenías previsto, tanto en el ámbito de la vida cotidiana como en algún proyecto que tengas. Me parece que este es un insumo para este momento, para siempre, muy vital.
V:
Porque también estamos en un sistema que tiende a anular, a simplificar o achatar todas estas múltiples dimensiones. Entonces me parece un ejercicio casi "revolucionario" poder reconocerlas y recuperar esos distintos planos y distintos niveles, porque esa acción en concreto, de dar valor a esa multiplicidad es un modo de resistir a ese aplastamiento.
El hecho de nosotrxs mismxs, en acción, activar esos distintos planos, distintos niveles de práctica y de registro, también es en sí un modo de romper con el aplastamiento que se propone de que "tenés que ser una sola cosa", de que tenés que vivir en una sola línea. "Sos esto o sos lo otro". Y en realidad hay algo que desde la acción nosotrxs mismxs podemos empezar a activar y empezar a vivir desde esos múltiples planos que somos para no perderlos y que eso se mantenga vivo. Y hacerlo desde la creación y desde las acciones interdisciplinarias me parece un modo de resistencia en ese sentido.
E:
Sin duda. Tampoco se trata de negar la pérdida que implica el no poder compartir situaciones en la presencialidad, el no poder tocarnos los cuerpos. Pero creo que si unx puede concebir una corporalidad que justamente no se restringe a una sola dimensión, me parece que en ese sentido la pérdida del tipo de corporalidad que no estamos poniendo en juego ahora no nos tiene que hacer perder las otras dimensiones de la presencia situada corporal y compleja de la que seguimos disponiendo, por supuesto, y de alguna manera adaptada al cambio de contexto, de condiciones que nos plantea esta situación. Porque posiblemente si podemos hacer eso vamos a tener un despertar de productividad que por supuesto lleva un esfuerzo y una atención especial y sobre todo inhabitual. Y creo que también, hablando de lo interdisciplinario, la posibilidad de pensar en la dimensión psicológica de lo humano, en cómo la subjetividad de alguna manera también tiene que ver con ese afecto que fluctúa en general siempre y siempre ligado a situaciones del entorno del que formamos parte. Entonces me parece que esto amplifica esa conciencia de darnos cuenta de eso.
V:
Te quería preguntar cómo te resuena esta idea que se está difundiendo mucho de una "nueva normalidad". ¿Qué significa para vos esta idea de nueva normalidad?
E: ¡Qué tema! Es complejo.
V: Cuánto hemos naturalizado en la "normalidad anterior".
E:
Vivimos naturalizando. Todo el movimiento de género, todos los grandes movimientos, entre la explosión del HIV y hoy, han aflorado a la conciencia de todo el planeta cosas que se negaban, que se naturalizaban, que se desmentían, que no se podían denunciar o decir, que no nos podíamos decir a nosotras mismas. Eso está cambiando y obviamente va a seguir cambiando. Entonces efectivamente el concepto de normalidad suele ser bastante perverso y es bastante complejo definir desde qué campos pensamos qué es normalidad y la falta de normalidad.
Y esto no lo digo yo, lo ha dicho gente muy interesante, filósofos, escritores, psicoanalistas, actores y actrices de gran tamaño que han hecho vanguardia cada unx en sus campos. Pero después nos pasa que una cosa es leerlos, inspirarnos leyéndolos, y otra cosa es cuando nos vemos en esa situaciones en las que tenemos que ser nosotrxs mismxs lxs que hacemos esa operación de reubicarnos frente a aquello que naturalizamos. Desde pequeñas anécdotas de la vida cotidiana y personal a estas que son más macro.
Me parece super interesante hasta poder producir, más que tener respuestas, te diría que es una invitación a compartir cómo procesamos. Me parece un punto interesante ... Vos hablabas de "revolucionario", no sé si es esa la palabra hoy, pero sí me parece interesante la palabra vanguardia. Ser contemporáneos a lo que vivimos. Cómo hacer presencia. Creo que es una de las claves más importantes que yo he aprendido a escuchar con mucha sutileza, no sólo en mi propia práctica y vida personal sino la de la gente con la que he trabajado. Una vez que empezás a percibir de qué manera estás presente y de qué manera no estás presente, cómo la habitás o no en función de este impacto que tiene el entorno más cercano, ahí encontrás una llave, para crear y salir de los encierros, volviendo al comienzo de la conversación.
A veces es importante hacer silencio y entrar en quietud para que todo esto decante. A veces es necesario salir de la quietud y el movimiento. Y te diría de la comodidad en la que estamos instaladas. Esta incomodidad enorme que nos plantea esta situación, creo que es un desafío interesante, difícil, complejo, pero muy interesante.
V:
Tenemos la posibilidad de reescribir nuestra trama en estos momentos. Me parece que se está despertando todo eso que teníamos un poco dormido cuando estábamos activando sólo una parte de nuestro ser.
E:
Y de nuestra memoria. Cómo nuestra memoria personal y colectiva está en jaque ahora o está siendo estimulada a partir de representaciones que podamos de alguna manera expresar, poner en obra.
V:
Hablabas al principio de que las escenas del silencio quedan en la corporalidad. Entonces este es un buen tiempo para trabajar en eso.
Sintetizamos esta charla, que estamos cerrando.
Hablábamos de subjetividad en contexto y el impacto sensible que tiene ese contexto en nosotrxs; de poder tomar registro de esa parte que muchas veces está tapada con el relato, con la construcción desde la palabra; de las tramas argumentales que construimos de manera grupal y relacional y cómo podemos hoy reconocerlas y resignificarlas; que este contexto también nos pueda servir como una ventana para mirar todo esto y tomar algunas herramientas que están ahí disponibles para ser aprovechadas.
Nos quedamos con la propuesta de construir desde la interdisciplinariedad y seguir entramdxs, como un aporte que podamos dejar hoy aquí.
E:
Y recuperar la potencia de los lenguajes en los que nos formamos. Pensaba en la danza. Muchas veces unx tiene que entrar en quietud para volver a sentir desde dónde el movimiento y en relación a qué trama escénica quiere poner en juego. Bueno, eso en grande, se puede hacer en singular y a su vez entramarlo en micro grupos que se puedan proponer o nos podamos proponer crear en una situación como esta.
V:
También ver esto de las técnicas, la técnica en la danza, por ejemplo. Cómo a veces generan ese lugar de cierre que hay que desarmar también para volver a tomar contacto con lo subjetivo.
E:
Y cuando no habilitan la existencia y sólo te dan una forma a la cual unx adecuarse, te hacen perder vitalidad. Por eso hay muchas cosas de las que estamos viviendo ahora que nos pueden servir más adelante como para identificarlas en su operatoria, cuando volvamos a la supuesta vida normal. En ese sentido, poder pensar sobre esto, identificarlo, poder intercambiar, poder hacer lecturas, hay lecturas muy interesantes. Espero quede abierto nuestro diálogo.
V:
Totalmente. Esto es una semilla y espero que sigamos construyendo, seguro.
Muchísimas gracias Eugenia por todo tu trabajo.
E:
Gracias compartidas. Hasta la próxima.